Con motivo de la 38ª edición de la Feria del Libro de Jaén se celebra la mesa redonda “Periodistas y escritores”
Con motivo de la 38ª edición de la Feria del Libro de Jaén, este martes se ha celebrado la mesa redonda “Periodistas y escritores”, un espacio de reflexión y diálogo que ha reunido a Enara López, Juan de Dios Valverde, Jesús Mudarra, Juan Armenteros y Miguel Ángel Parra, bajo la moderación de Rodrigo de la Torre. Durante la mesa redonda, el moderador Rodrigo de la Torre subrayó la importancia de generar espacios de reflexión y de jugar con las formas en que concebimos la escritura y la comunicación, destacando el papel híbrido que desempeñan muchos periodistas que también se adentran en la narrativa literaria.
Cinco perfiles muy diversos enriquecieron el diálogo: Enara López, autora de La ciudad soñada y otras obras, mezcla en su obra el género paranormal e histórico, ofreciendo una mirada distinta al relato tradicional. Jesús Mudarra, periodista formado en Málaga, actualmente en Jaén Hoy, presentó su libro Sueño y leyenda, una obra que ahonda en lo simbólico desde lo cotidiano. Juan Armenteros, lleva toda su vida en Canal Sur, compartió su experiencia como autor de Sueños sobre arenas movedizas, y recientemente ganó el Premio de la Diputación de Jaén. Miguel Ángel Parra, con un máster en Guión y Narrativa, es redactor en Canal Sur y combina su labor periodística con la escritura de guiones y obras de teatro, y por último, Juan de Dios Valverde (Juande Valverde), autor de Memoria del agua, impulsa desde 2015 un proyecto para el fomento de la lectura, con una destacada labor en el ámbito cultural y educativo.
La mesa redonda arrancó con una pregunta esencial: ¿Qué influencias han marcado su escritura? Una cuestión que permitió a los participantes revelar el punto de partida y el cruce entre el periodismo y la literatura.
Juan Armenteros fue el primero en intervenir, reconociendo que nunca tuvo un referente claro en el ámbito periodístico. “Cuando leía un reportaje, no me interesaba tanto el periodismo; yo quería ser literario. Con el tiempo, he cerrado el círculo y he vuelto al lugar donde empecé”, explicó, trazando así un recorrido de ida y vuelta entre la escritura informativa y la creativa.
Enara López compartió una perspectiva más intuitiva: “Quería escribir y el periodismo era lo más parecido. Es algo de lo que te vas enamorando poco a poco”, afirmó. Su trabajo literario, centrado en la ficción, le sirve también como fuente de inspiración para seguir explorando nuevas narrativas.
Jesús Mudarra, por su parte, señaló como referencia directa a Arturo Pérez-Reverte en su etapa como reportero de guerra. “Siempre quise ser periodista. Durante la pandemia empecé a escribir a diario, me aficioné, y acabé construyendo una crónica en forma de libro”, dijo. Subrayó además cómo el periodismo ha sido una herramienta clave en su proceso creativo.
Para Miguel Ángel Parra, el punto de partida fue más amplio: “Quería comunicar, no era la escritura en sí misma lo que me movía, sino qué me podía llevar a ello”. Confesó que aprendió a escribir sin intención de publicar, simplemente explorando su capacidad narrativa. Hoy, escribe ficción buscando el mejor formato para cada historia.
Cerró este bloque Juan de Dios Valverde, con una reflexión crítica sobre los límites del oficio: “El día a día te lleva a escribir de una forma, y para crear literatura hay que evadirse. El periodismo está bien como base, pero a veces casi mata a la literatura”, sentenció, destacando la necesidad de desconectarse del ritmo informativo para conectar con la creación literaria.
La segunda pregunta de la mesa redonda abordó un aspecto íntimo y muchas veces invisible del trabajo de escritura: ¿Cómo disfrutáis del proceso creativo?
Enara López fue sincera al reconocer que no todo en la creación es inspiración: “Toca revisar el manuscrito, pedir ayuda… El bloqueo da mucho miedo”, confesó. Para ella, el compañerismo y los grupos de apoyo entre escritores son fundamentales: “Compartimos la pena, y eso ayuda a seguir”.
Jesús Mudarra se mostró algo más optimista: “Toco madera, pero no he llegado aún a ese punto de bloqueo”, comentó con una sonrisa. Disfruta del proceso de escribir y no lo vive como una carga.
Miguel Ángel Parra, desde su experiencia en guion y narrativa, añadió: “Cuando escribo, disfruto. No soy de los que sufren con la escritura. Claro que hay que cambiar cosas, pero no lo vivo como un sacrificio”.
A partir de ahí, la conversación derivó en una reflexión más amplia: ¿Debe el periodismo dejar entrar más a la literatura? ¿Dónde están los límites entre ambos lenguajes?
Jesús Mudarra matizó que depende del género: “Hay temas, como una romería, donde se puede jugar con lo literario. Pero si estás informando, no siempre hacen falta adjetivos. Hay que saber diferenciar”. Enara López apuntó que “no se puede contar algo siendo completamente neutral”. Para ella, toda narración incluye una interpretación de la realidad, y abrir una puerta a lo literario en el periodismo no solo es válido, sino necesario, aunque con mesura.
Miguel Ángel Parra recordó que “el periodismo tiene distintos géneros, y muchos permiten adornar lo que contamos”, subrayando la riqueza expresiva de la crónica o el reportaje narrativo. Juan Armenteros fue más crítico: “El problema es que el periodismo muchas veces se queda en la superficie. Te tiene que dar el titular, pero no siempre hay espacio para profundizar”. Juande Valverde cerró con una observación sobre el ritmo actual de la comunicación: “La clave está en atraer al lector. Pero vamos tan deprisa que a veces perdemos la esencia”.
La mesa redonda dejó una impresión clara: los límites entre periodismo y literatura no son muros, sino puentes. Cada uno de los participantes, desde su experiencia, coincidió en que la palabra es una herramienta poderosa, ya sea para informar o para emocionar. Y que en ese espacio compartido hay todavía mucho por explorar.