Miguel Hernández, un corresponsal de guerra clave para conocer la historia de España
La faceta periodística del poeta Miguel Hernández es poco conocida y estudiada y su labor como corresponsal de guerra y comisario cultural en el bando republicano sirve para conocer el agitado momento histórico que le tocó vivir. Estas son dos de las ideas expuestas por los periodistas Rafael Quintana y Jose Liébana en el diálogo organizado por la Asociación de la Prensa de Jaén (APJ) y el Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía (CPPA) en el marco del Día Mundial de la Prensa.
Con el título ‘Miguel Hernández, periodista. ¿Tiene futuro el periodismo?’, los ponentes abordaron con el público que asistió al salón de actos la Real Sociedad Económica de Amigos del País los escritos del poeta en una treintena de periódicos de la época y enlazaron con la situación actual de la profesión periodística, con sus debilidades y fortalezas. El acto fue presentado por el nuevo director de La Económica, José Ángel Marín, y el presidente de la APJ y el CPPA en Jaén, Antonio Martínez.
El propio Hernández Gilabert deja escrito cuál fue su profesión. “Yo no soy periodista, sino poeta, escribo en el periódico de mis compañeros de ‘Altavoz del Sur’ la prosa de la poesía que veo y siento en lo más hondo de esta guerra”, contesta a un lector en dicho periódico, en mayo de 1937, durante su estancia en la provincia de Jaén. No es periodista, pero sus crónicas de guerra aspiran a serlo cuando dice en ese contexto que le “irrita la falsedad” y defiende que para contar las cosas hay que estar donde ocurren, en “los campos donde la verdad habla a balazos”, sin por ello ocultar su militancia y su defensa de los principios y valores de la Segunda República.
El poeta oriolano no se dedicó al periodismo, pero este se halla al principio y al final de su corta viva (falleció en 1942 a los 31 años). Por ejemplo, en sus inicios quiso ser periodista y pidió ayuda para acceder a una beca de formación del entonces periódico El Debate y al final de la Guerra Civil fue sometido a un juicio sumarísimo (proceso número 21.001) por el Juzgado Militar Especial de Prensa y condenado a muerte por "adhesión a la rebelión", precisamente por sus artículos, opiniones y reportajes vertidos en los periódicos.
Para Rafael Quintana, más allá de si Miguel Hernández fue o no periodista, lo sustancial es que sus publicaciones en la prensa ayudan a entender el beligerante momento histórico que le tocó vivir. Y para Jose Liébana, que además es director de la Fundación Legado Literario Miguel Hernández - adscrita a la Diputación de Jaén – puede considerarse un precursor del denominado Nuevo Periodismo surgido en la década de los sesenta del siglo pasado, en línea con uno de los estudiosos del poeta, Jesucristo Riquelme, si bien a los dos grandes ingredientes de ese movimiento, el periodismo y la literatura, cabría sumarle, en el caso de Hernández, un tercero: su compromiso social y político.